¿Quién era Kircher?


ATHANASIUS KIRCHER fue un sabio jesuita alemán que representó el espíritu científico del siglo XVII. Nació en Geisa (Alemania) en 1602. Profesor de filosofía, matemáticas y lenguas orientales, se interesó por los más diversos temas del saber de su tiempo.

Fue el inventor de la linterna mágica, cartografió la Luna, las manchas solares y las corrientes marinas, ofreció hipótesis para interpretar la estructura interna de nuestro planeta, investigó el Vesubio descolgándose por su cráter, trató de descifrar los jeroglíficos egipcios, realizó experimentos de física y fisiología animal, observó la sangre al microscopio e inventó un sinnúmero de artilugios mecánicos.

Junto con Plinio, constituye el paradigma de la curiosidad científica y del gusto por el conocimiento, en cualquiera de sus formas.

jueves, 20 de noviembre de 2008

El paquete de galletas: una reflexión


EL PAQUETE DE GALLETAS

Una joven esperaba la hora del embarque de su vuelo en un gran aeropuerto. Como tenía una larga espera ante sí, decidió comprarse un buen libro. Y también se compró un paquete de galletas. Se sentó lo más cómodamente que pudo y se puso tranquilamente a leer su libro con interés.

Dos asientos más allá un hombre leía una revista. Enfrascada en la lectura, la joven abrió el paquete de galletas, cogió una y colocó otra vez el paquete en el asiento que les separaba.

El hombre la miró amablemente y se animó a coger él también una galleta. "¡Qué descaro!", pensó ella, pero no se atrevió a decirle nada.

Lo peor es que cada vez que ella cogía una galleta, el hombre hacía lo mismo. La chica se iba irritando cada vez más, pero no quería montar un espectáculo.

Cuando solo quedaba una galleta, pensó: “¿Y ahora qué va a hacer este tío tan fresco?”

El hombre cogió la última galleta, la partió en dos y le ofreció a ella la mitad.

Bueno, esto ya era demasiado... La mujer lo miró enfadada, recogió su libro y sus cosas y salió disparada hacia la cola de espera para el embarque.

Más tarde, cuando se sentó en su asiento del avión, abrió su bolso y, con gran sorpresa, descubrió su paquete de galletas, cerrado e intacto. No comprendía como se había podido olvidar que guardó su paquete de galletas en el bolso.

Se sintió muy mal. El hombre había compartido con ella sus galletas sin ningún problema, sin explicaciones de ningún tipo... mientras ella se había enfadado sin motivo, pensando que las galletas que compartían eran las suyas.

Ahora ya no tenía ninguna posibilidad de explicarse ni de pedir excusas. En la vida pasan cosas así. Aquella mujer se había comido las galletas y, a renglón seguido, se había tenido que comer su orgullo.

6 comentarios:

  1. :-----))))))
    Buena historia. Recuerdo que cuando era

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  2. Interesante relato. No quería pasar sin decirle que a mí también me ha impresionado la veracidad de su contenido. Entre dos posibilidades, nuestro cerebro, de forma casi inconsciente, escoge aquella en la que nuestros semejantes son los malos de la película. Quizás se trate de un mecanismo de supervivencia, altamente influido por nuestra innegable naturaleza animal. Una especie de navaja de Ockham de nuestro cerebro primitivo.

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  3. Gran historia, cada vez que leo esta historia se me queda en la cabeza una frase:"Pobre hombre". Estas son las clases de cosas en las que te quedas con ganas de decir GRACIAS.

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  4. Soy Javi A. Á. de 2ºBC A.
    Está bien la historia, interesante y curiosa, incluso graciosa por el error tan tonto que comete la mujer...xD
    Cuando nos pasan cosas así nos frustamos sin poder solucionarlo.

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  5. how can you write a so cool blog,i am watting your new post in the future!

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